Se calcula que el 5% de la población infantil tiene algún problema oftalmológico que debe ser tratado en la infancia. Por tanto es necesaria la inspección periódica de los ojos de los niños desde el nacimiento por parte del pediatra. Se deben explorar las pupilas, los reflejos pupilares y fulgores retinianos desde el nacimiento, la capacidad de fijar y seguir objetos a partir de los 2-3 meses y la agudeza visual subjetiva desde los 3-4 años con alguna prueba subjetiva (Pigassou, LEA, Landot, Snellen).

Pero ¿cuando debe ser valorado por un oftalmólogo? La presencia de estrabismo, nistagmus, posiciones anómalas de la cabeza para mirar, comportamiento visual inadecuado o asimétrico con cada ojo así como cualquier alteración detectada por el pediatra hace necesaria la visita al oftalmólogo de forma preferente.

La presencia de antecedentes familiares oftalmológicos (fundamentalmente estrabismo o ambliopía por cualquiera de sus causas) hace necesaria una consulta oftalmológica antes de los 3 años.

Aún así consideramos aconsejable una revisión oftalmológica de rutina en los niños sin ningún síntoma oftalmológico y con exploraciones del pediatra normales antes de los 4-5 años